A contratiempo revista digital

A Contratiempo
Recuerde escribir las tildes
ISSN 2145-1958 | Martes 23 de Abril del 2024 | RSS

Editorial



Beatriz Goubert



La denuncia cotidiana en los últimos años por la falta de espacios de encuentro, de formas de convergencia para divulgar y conversar sobre los diversos avances en el campo de la investigación en música en el país, comúnmente plasmada al calor del café de algún evento académico, motivó la vinculación al proyecto de la nueva serie de A Contratiempo. El rumor de los pasillos en los encuentros y congresos de música, convierte a la tercera época de la revista en una respuesta concreta, al tiempo que plural, abierta para generar espacios de divulgación de las discusiones sobre nuestra música, sobre nosotros mismos. Es momento de pasar del reiterativo reclamo a la postura reaccionaria para generar debate y construir país. Este espacio digital está diseñado y ávido de discernimientos y presentación de posturas disímiles, en aras de construirnos, de comprendernos como constructo social, todo a través de una de nuestras más nobles expresiones: la musical.

Para eso arranca hoy A Contratiempo digital, fuertemente apoyada en el camino recorrido por el trabajo arduo de los editores de la primera y segunda época. La tozudez de estos músicos investigadores permitió que el osado proyecto de evolución que se gestó desde hace más de un año, se produjera a pesar de los tropiezos propios de nuestro tropical entorno. Revisando la intención de Dimensión Educativa en su primer número en 1987, brota la agradable sensación de que la esencia se mantiene en este nuevo momento: aún hoy, la motivación permanece simple y estable: la necesidad de compartir lo creado; de divulgar lo construido, sobre todo, lo construido desde lo local, para generar una reflexión desde y para las regiones. Con la calidad y la calidez alcanzadas en la segunda serie, A Contratiempo puede avanzar en construir una nueva época abrazada en su pasado reciente, superando los avatares financieros que siempre la atacaron.

Tal fundamento permitió concebir nuevas formas de abrir los espacios, y la apuesta de esta nueva serie se basa en un nivel analítico desplegado en las series anteriores, ambientada por las posibilidades que brinda la edición en línea. El silencio de las revistas impresas de música deja un sabor extraño, que aunque combatido con algunos escasos discos complementarios y algunas partituras, no había podido ser roto para darle al lector, ahora convertido en navegante, la oportunidad de escuchar y ver los textos que confronta. De contestar los argumentos de los artículos, y de contribuir de forma mucho más activa a la construcción de conocimiento sobre lo musical. Tal espíritu incluye la reflexión sobre los caminos investigativos ya recorridos desde el comienzo de A Contratiempo, al poner a disposición los números previos que permiten ver cómo se han construido y transformado las posturas sobre la música en Colombia a través de los años y las experiencias. Algunas voces permanecen vehementes, otras se han transformado, o madurado; muchos de los artículos se vuelven referencia obligada para comenzar nuevos caminos investigativos, y el acceso a los números previos brinda la posibilidad de generar la noción de historia investigativa.

El número trece presenta un interesante retrato de la diversidad cultural que nos abruma en este particular momento musical cuando, más que nunca, la producción musical alcanza su punto más fértil. A pesar de la crisis de la industria musical que se revela en las desgastadas cifras de ventas de las majors, la producción musical pasa por un gran momento, afirma con vehemencia Yúdice. Los intríngulis de esta producción, a manera de tema y variaciones, son presentados para el caso de los anarco punks y la música fusión por Ana María Ochoa y Carolina Botero. El análisis de las formas alternativas de producción se cruza con las legislaciones rebeldes propuesta por iniciativas como Creative Commons o el copyleft. Este texto abre la reflexión sobre la densidad del contexto que envuelve las producciones musicales hoy aquí. La misma preocupación por reflexionar sobre los procesos musicales actuales es la que aborda Eliécer Arenas en su particular recorrido por del Plan Nacional de Música para la Convivencia por medio de la progresión analítica hacia la categoría músico práctico, no como un objeto exótico de vitrina de museo, sino como la constante de muchos músicos del país, que han sufrido los avatares de un país excluyente en sus dinámicas pedagógico – valorativas.

La diversidad de posturas en torno a la investigación en música queda plasmada en el completo estado del arte crítico sobre publicaciones de música indígena colombiana en los últimos veinte años. Carlos Miñana no solamente hace una recopilación fundamental para quien quiera abordar el tema sonoro en comunidades indígenas, sino que convierte tal recopilación en un escenario para el debate en torno a preguntas fundamentales de la investigación, en torno a los riesgos de las posturas de los paradigmas investigativos. También, abordando cuestiones ineludibles de las prácticas musicales, Ana Arango y Leonidas Valencia parten del caso de la chirimía chocoana para señalar cómo ha sido la construcción cultural de este formato instrumental conjunto tradicional de la región, trazando así el camino de la invención de una tradición auténtica.

Como homenaje al historial del quehacer reflexivo en los temas musicales, la sección Homenaje a … presenta una semblanza del trabajo de años de la maestra María Eugenia Londoño, contada desde la intimidad del grupo de investigación por ella dirigido, Valores Regionales Musicales. Su trayectoria está marcada por la constante del compromiso con las comunidades en la construcción de identidad musical en el país, con la militancia en el reconocimiento de la valoración de lo local sin deslegitimar otros procesos más evidentes.

Prosigue esta decimotercera entrega con dos análisis musicológicos a cargo de la compositora Ana María Romano y la musicóloga Marcela García en torno a compositores colombianos de diversas épocas. Están enlazados por una interesante sucesión temporal, empezando con los valses Tristezas del Alma de Quevedo Arvelo con una noción de la tonalidad clásica esquemática, y terminando con la obra Diálogos en Simetrías Móviles, de Catalina Peralta, compositora colombiana contemporánea quien explora en su obra estructuralista experimental las posibilidades tímbricas y armónicas del piano preparado y el clavicémbalo que giran en torno a un patrón cromático de inversiones interválicas.

Concluye la revista con la apertura del espacio para músicos que recién se inician en las lides de la investigación en música, con la convicción de la ampliación de los canales de comunicación y la transformación de las formas de circulación de la información académica en formas más colaborativas. Queda así abierto el espacio para producir reflexión en torno a la música. A Contratiempo vive en la era digital.