De música, crisis y transformaciones
tecnológicas
La muy publicitada crisis de las
grandes industrias musicales, comunmente denominadas majors,
tiene como trasfondo una serie de cambios tecnológicos que lograron
desligar los procesos de creación, producción, y distribución musical,
de las estructuras de funcionamiento de las majors. Muchos de
los músicos comenzaron a autoproducirse o a recurrir a servicios de
nuevos pequeños estudios independientes. El giro de las formas de hacer
música, y de las prácticas musicales asociadas a estos, fue rotundo.
Rápidamente el dinero del negocio musical dejó de estar concentrado
en la venta de fonogramas, y se reubicó en la venta de tiquetes para
las presentaciones en vivo. Coincidió este cambio con el posicionamiento
de Bogotá, y en general de Colombia, como parada obligada de los músicos
internacionales que cada vez más extienden sus giras por el circuito
latinoamericano.
Las implicaciones de la disponibilidad
y abaratamiento de las tecnologías musicales, y del surgimiento de
actores musicales menos tradicionales en esta nueva configuración transforman
las perspectivas de quienes analizan de los fenómenos sonoros. Por
tanto, A Contratiempo 15 ha hecho una recopilación de artículos
que reflexionan sobre la tecnología como tema transversal a sus preocupaciones
puntuales.
De los impactos tecnológicos en
la producción musical se refiere el artículo de David Machado, quien
aúna su experiencia de productor con la de un recuento minucioso de
producciones locales especialmente en Medellín. Felipe Cárdenas introduce
una perspectiva innovadora con el análisis del impacto de la circulación
de la música carranguera a través de Youtube, y su incidencia en la
creación de un nuevo sujeto interactuante.
De otra parte, el trabajo realizado
con la colección Cuéllar de registros de audio incluye una presentación
del trabajo de catalogación, conservación y digitalización de las
obras musicales. Así, Gloria Millán permite aproximarse a los gustos
musicales de buena parte del siglo XX en Bogotá y el país. Coincide
entonces con la preocupación de Jaime Cortés con la exploración del
tango Chocoanita del músico boyacense Anastasio Bolivar, que contribuye
al a comprensión de los años veinte del siglo pasado. En la misma
línea de reflexión se inscribe el artículo de Jaime Quevedo sobre
aspectos puntuales del análisis documental de la memoria sonora
en nuestro país. En esta tendencia acompaña también el artículo
de Rafael Sánchez sobre la identidad sanandresana a partir de la música
que circula en la isla y su articulación a las prácticas culturales.
Cierra el grupo de preocupaciones por las transformaciones de músicas
locales el análisis de la joven investigadora Paola Martínez, quien
trabaja sobre el fenómeno de la transculturación en la música tradicional
de la ciudad de Popayán.
Quizá uno de los compositores
musicales colombianos del siglo XX que gira su obra en torno a las posibilidades
innovativas brindadas por las tecnologías de grabación y circulación
de la época, es el querido maestro León Cardona. Este número reúne
diversas reflexiones sobre este gran músico de estudio que revolucionó
tanto el oficio como la música andina. La sección de homenaje al maestro
Cardona incluye una breve introducción, una extensa entrevista hecha
por Eliécer Arenas al maestro Cardona, y listados de obras y grabaciones
disponibles del maestro en el Centro de Documentación de la Universidad
de Antioquia, generosamente sistematizados por el grupo de investigación
Valores Regionales Musicales.
Forma también parte de este número
la contribución sobre la aplicación del concepto de improvisación
en géneros de la región andina colombiana, investigación ganadora
de la beca de investigación del Ministerio de Cultura 2006. Aunado
a este esfuerzo, resalta la tarea del análisis musical y contextual
de la obra Tientos de Tierra Llana, del maestro Samuel Bedoya, que es
una colección de golpes llaneros tradicionales compuestos entre 1977
y 1978. Reinaldo Monroy señala las líneas didácticas pensadas por
Bedoya para favorecer los procesos formativos de los nuevos guitarristas.
Así mismo, y correspondiendo
a las transformaciones tecnológicas referidas en este número, se ha
puesto en funcionamiento la renovada sección de noticias. Queda pues
a disposición de los navegantes de A Contratiempo este nuevo número
de la era digital.
Beatriz Goubert