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Murió “Chano Band”, un revolucionario (enero de 1943- enero de 2012)

Ana María Arango Melo y Leonidas Valencia Valencia. Asociación para las Investigaciones Culturales del Chocó (ASINCH) Corp- Oraloteca UTCH

2012-04-16 / Revista Acontratiempo / N° 18

Audio 1 – Voz de “Chano”

Murió “Chano Band”, un revolucionario (enero de 1943- enero de 2012)


Feliciano Ramírez, cantante y compositor chocoano conocido como “Chano”, tenía un look bastante particular: una sonrisa sin dientes en la que sobresalían dos colmillos laterales, una cresta canosa en la cabeza y una vestimenta que diseñaba él mismo (pantalones con parches, camisas coloridas y chalecos de una fibra natural típica de la región llamada damagua). Chano, además de ser auténtico, era revolucionario y transgresor, por eso compuso canciones como “la rata de dos patas” en las que denunciaba la corrupción y los atropellos de la clase dirigente chocoana. Tenía una personalidad muy singular que hacía que su gente lo quisiera y le temiera a la vez. Era ingenuo y violento, humilde, agrandado y arrogante, pobre y visionario, tremendamente fuerte, rebelde y a la vez infantil.

Aunque Chano nació en Quibdó, siendo muy joven se fue a trabajar con cultivos de café a Bolívar (Antioquia). Allí, además de rancheras y algunas costumbres paisas, aprendió el valor de la tierra. Cuando regresó al Chocó, tuvo una idea muy clara en su mente: debía poseer tierras, legalizarlas y favorecer a otras personas vendiéndoles a precios simbólicos estos terrenos baldíos. Con este propósito, Chano se dedicó a talar monte todas las noches, llegando a despejar lo que hoy en día en Quibdó se conoce como Jardín (un sector residencial al sur oriente de Quibdó) y llegando a hacer un barrio que actualmente se llama “Chano”. En estas noches de selva, oscuridad, trabajo físico y soledad, Chano compuso la mayoría de sus canciones, que después serían un éxito en todo el Chocó. Mientras tumbaba monte colgaba a un palo una pequeña grabadora de casete y grababa sus composiciones al ritmo de su machete. Al otro día llegaba a la tienda del barrio: “La tienda de doña Julia”, y socializaba sus canciones con niños y jóvenes. Fueron estos mismos jóvenes: Leonidas Valencia, Pablo Palacios, Tiberio Robledo y Lisímaco “Conejo” Ríos entre otros, quienes le propusieron acompañar su repertorio con instrumentos de percusión.

Aunque Chano nació en Quibdó, siendo muy joven se fue a trabajar con cultivos de café a Bolívar (Antioquia). Allí, además de rancheras y algunas costumbres paisas, aprendió el valor de la tierra. Cuando regresó al Chocó, tuvo una idea muy clara en su mente: debía poseer tierras, legalizarlas y favorecer a otras personas vendiéndoles a precios simbólicos estos terrenos baldíos. Con este propósito, Chano se dedicó a talar monte todas las noches, llegando a despejar lo que hoy en día en Quibdó se conoce como Jardín (un sector residencial al sur oriente de Quibdó) y llegando a hacer un barrio que actualmente se llama “Chano”. En estas noches de selva, oscuridad, trabajo físico y soledad, Chano compuso la mayoría de sus canciones, que después serían un éxito en todo el Chocó. Mientras tumbaba monte colgaba a un palo una pequeña grabadora de casete y grababa sus composiciones al ritmo de su machete. Al otro día llegaba a la tienda del barrio “La tienda de doña Julia” y socializaba sus canciones con niños y jóvenes. Fueron estos mismos jóvenes: Leonidas Valencia, Pablo Palacios, Tiberio Robledo y Lisímaco Rios “Conejo” entre otros, quienes le propusieron acompañar su repertorio con instrumentos de percusión.

Los domingos vendía sus terrenos y para hacer publicidad iba a la emisora Ecos del Atrato, saludaba “buenos días mi pueblo” y comenzaba su discurso. Denunciaba a los políticos deshonestos, y promulgaba que la tierra era para el pueblo….: al final terminaba: “los invito a Jardín para que me compren unos terrenitos…” Y no desaprovechaba la oportunidad de estar al aire para dar a conocer sus canciones. En ellas Chano contaba su vida, sus anécdotas, sus teorías sobre lo que pasaba en el Chocó y su versión de las cosas; por ejemplo la historia de Quibdó:

Paquiró

Citará llamaba el cacique

que reinaba la tribu en Paquiró

Paquiró, Paquiró, Paquiró

En Paquiró fue que San Francisco a los indios se les apareció (bis)

Paquiró, Paquiró, Paquiró

Cuando llegaron los nuevos habitantes

Traducieron’ su nombre a Quibdó

Es por eso que hoy decimos a Quibdó que es Paquiró

Es por eso que hoy decimos San Francisco de Quibdó (bis)

Esta es la leyenda de las cuitas de Quibdó

Ay afirma la leyenda, ay este cantautor

Paquiró, Paquiró, Paquiró

Yo nací en Quibdó pero llamaba Paquiró

Como nací en Quibdó,

ay afirmo la leyenda por medio de esta canción

Paquiró, Paquiró, Paquiró


La música de Chano resultaba extraña para el público chocoano. No se trataba de abozaos, aguabajos ni sones, no era salsa ni currulao; era un estilo más parecido al reggae y al afrobeat de los 70´s de Fela Kuti. Pero a pesar de su extrañeza, paradójicamente su estilo y sus canciones identificaron a la gente y se regaron por todo el Chocó. La música de Chano fue un boom, sobre todo para los niños. Así, este repertorio era un éxito seguro cuando en 1992, Alexis Lozano director de Guayacán lo invitó junto con Leonidas Valencia, a grabar su primer trabajo discográfico. Los 1000 ejemplares en formato LP que llegaron a Quibdó se vendieron en sólo tres horas. Chano fue la sensación… Pero su éxito regional no eran suficientes para que Alexis Lozano le entregara los cien millones de pesos que reclamaba en ese momento este importante “cantautor” como se proclamaba Chano.

De 1992 hasta 2010, Chano el “cantautor” fue invitado a cantar en decenas de fiestas y festivales en Quibdó y en otros municipios del Chocó. En ninguno de estos le podían pagar los catorce millones de pesos que exigía. Al final, Chano cedía no sin antes proclamar que lo estaban robando. A pesar de las complicaciones, trabas y exigencias que ya todos le conocían, el empresario musical y compositor Epifanio Marmolejo decide arriesgarse e invita a Chano a grabar el disco “Chano y la Bandita” en 2002. Este trabajo, con un estilo diferente al anterior también tuvo una buena acogida. Chano ya era todo un ícono para su gente. En 2007, se presentó en el Concurso Factor X del Canal RCN con su tema “la rata de dos patas” y a pesar de que llegó a Bogotá, no fue escogido para seguir compitiendo. Sin embargo, se convirtió en una de las grandes estrellas de los Factoraxos (que exponía a los personajes más cómicos, bisarros y originales que se habían presentado en esta competencia musical). Allí, sin saberlo, Feliciano entregó todos los derechos de “la rata de dos patas” a RCN, perdiendo así, la posibilidad de recibir mejores regalías dentro de lo poco que recibía por parte de la Sociedad de Autores y Compositores de Colombia (SAYCO).

Como es común en Colombia, el reconocimiento de todo un pueblo, la autenticidad, y los aportes de su música, no le alcanzaron a Chano para tener una vejez digna y en paz. Así, Chano nos dejó el 18 de enero de 2012 a causa de sus múltiples problemas de salud y como expresó su amigo y líder político chocoano Jorge Salgado “Chano [fue] otra víctima de la Ley 100”, otra víctima del abandono, la desidia y la indiferencia que miles de artistas y compositores colombianos enfrentan a diario por parte de las políticas públicas, el Estado y el actual sistema de seguridad social.

Chano nos deja canciones como “La uva” Audio 2, “El Chocó es la O”, “Paquiró”, “Cuando Chano estaba grabando” Audio 3, “Linda quibsdoseña”, “Mi lengua”, “El Tongolé”, “La batea”, “El copete” Audio 4, “Déjenme llorar” y “En dónde tú te escondes” Audio 5.


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