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Vuelve a escucharse un tesoro sonoro

Reseña sobre la revista Traversari

Luisa F. Montalvo

2015-12-15




Vuelve a escucharse un tesoro sonoro
Reseña sobre la revista Traversari





Corría el siglo XIX y Pablo Traversari comenzaba a reunir en Ecuador exóticos instrumentos musicales construidos en Europa, Asia y África. Nadie sabía cómo los conseguía, pues viajar a otros continentes era todavía una odisea. Recorría América y Europa camuflado entre anticuarios, coleccionistas y comerciantes de instrumentos antiguos, así se hacía a instrumentos indígenas originales e investigaba sus sonidos e historias.

Para 1950 Traversari tenía 42 colecciones conformadas por casi mil instrumentos, algunos de más de 3000 años de antigüedad. Decía: “declarar en cualquier forma, a los instrumentos musicales como artículo de lujo, es el más insensato atentado antidemocrático contra la difusión del arte, contra la vida social y contra el solaz del pueblo” 1. Así que en 1951, y como si presintiera su muerte, entregó sus colecciones al Estado Ecuatoriano para que se creara el Museo de Instrumentos Musicales Pedro Pablo Traversari.

Los instrumentos de Traversari se mudaron a La Casa de la Cultura Ecuatoriana Benjamín Carrión, solo cinco años antes de que muriera su coleccionista. A los más ostentosos los ubicaron en los pasillos, como si se tratara de esculturas. Los medianos y pequeños se pusieron en urnas de vidrio con alarmas y llave de seguridad. Y sobre cada exhibidor, como en todo museo, presidió una regla: “¡No tocar!”

Nadie, nunca más, volvió a escucharlos.

El tiempo y el olvido construyeron una oportunidad perfecta para el comején y sus secuaces. Estos habitantes hambrientos encontraron casa y banquete en los instrumentos de madera, los rondadores de plumas y hueso de patas de cóndor decorados con cabezas de escarabajos, las quenas de hueso humano, quipas, silbatos, pijuanos y pingullos 2.

Algunos aerófonos, cordófonos y membranófonos que se iban deteriorando comenzaron a caer en gabinetes de archivo. Los tacos de polvo y telarañas ya no dejaban que el aire pasara a través de las flautas para hacer música, los cueros rotos de los instrumentos de percusión no permitían marcar el ritmo, y ni hablar de los teclados y sus armazones rotos por los comemadera, ¿para qué servían ya?, para despertar la preocupación de los amantes de la cultura ecuatoriana, reactivar la musicología latinoamericana y rememorar a uno de los músicos e investigadores más destacados del país.

Esta preocupación le dio vida a una revista de investigación que, a través del recuerdo, hace que se escuchen de nuevo los sonidos y la música que se habían acallado, el bullicio de las tabernas en noches de parranda, el retrato de un intérprete, una partitura amarillenta, las letras de canciones que han tocado a todas las generaciones y el instante congelado de un extranjero que captura los sonidos de Latinoamérica.

Traversari, así se llama esta revista que, en la página 46 de su primera edición, nos hace escuchar al Prócer de la Independencia Ecuatoriana, Gral. D. Antonio Farfán, quien en sus farras de entonces repetía: “Maestro, un tono triste que alegre el corazón” 3. Una publicación que nos lleva de la mano de Norberto Novik, el luthier que restaura la colección de instrumentos del Museo Traversari, mientras cuenta: “Comenzamos a desarmar la vieja espineta, el teclado portátil de lejanas épocas. Inventada en el siglo XV por el veneciano Giovanni Spinetti […] Un instrumento de cuerda pulsada por la punta de una pluma de ganzo movida por un teclado simple. A cada tecla le corresponde una cuerda, estas eran hechas de tripa de cordero o de chivo y posteriormente de bronce amarillo.” 4

La revista Traversari se une a la restauración y conservación de la memoria histórica cultural del mundo. Esta edición se creó a partir de los sonidos de la historia ecuatoriana y las imágenes de cuando se escucharon. Nos cuenta detalles sobre el hallazgo de una obra que fue terminada en 1956 y que todavía es inédita, y, mientras leemos, nos da la oportunidad de preguntarnos cómo se bailaría la música de los instrumentos de Traversari.

La Casa de la Cultura Ecuatoriana produce esta revista, cuyo primer número se publicó en abril de 2015 y que, seguramente, edición tras edición tendrá más música, más sonidos, más detalles y más lectores.

Hay, por si acaso, una versión digital* para que el comején no tenga chance de callar otra vez a Traversari.





Nota: Traversari es una Revista de investigación sonora y musicológica
de la Casa de la Cultura Ecuatoriana Benjamín Carrión que se publica cada cuatrimestre.
Esta primera edición tiene una extensión de 92 páginas en las que se desarrolla:
"Musicología, organología y la museología que suena:
Una reflexión sobre el legado de la colección Pedro Traversari."





1. Traversari, P. Como se citó en la revista Traversari No.1 P.26

2. El pingullo es un instrumento aerófono de boquilla, construido de caña o hueso, cuyos orígenes se remontan al Periodo Formativo de nuestra historia aborigen. Dispone de tres orificios: dos en la parte superior y uno en la posterior; son sus variantes el ruku pingullo –instrumento característico del pueblo kañari– que no dispone de orificios de digitación y el pijuano que posee seis orificios… En el caso del pingullo y ruku pingullo es el mismo músico que se acompaña; mientras que con el pífano o pijuano, otro es el que lleva el ritmo. Extraído de: http://site.inpc.gob.ec/patrimoniosonoro/recursos/Cons%20pingullo/conspingullo.html

3. Gral. D. Antonio Farfán. Como se citó en la revista Traversari No.1 P.46

4. Novik, N. Como se citó en la revista Traversari No.1 P.6

*. Revista Traversari No.1, disponible en: http://issuu.com/ccegobec/docs/traversari

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